Los civiles de la dictadura. Tiempo Argentino. 10/04/11




Por: Hugo Cañón 





 La dictadura cívico militar, instaurada con el golpe de Estado del 24 de marzo del '76, tuvo protagonistas de primera línea quienes desplegaron operaciones de secuestro, tortura y desapariciones, pero también otros -a la par y en simultáneo- que, atenuados y disimulados en sitios menos involucrados en la ejecución del plan criminal, operaban igualmente en pos de los llamados "Objetivos del Proceso de Reorganización Nacional". Esos, a veces, también empuñaban armas o eran acompañados por gente armada, pero su actividad esencial pasaba por otros carriles, para contribuir al plan general de operaciones que buscaba exterminar a un sector nacional y cambiar la matriz productiva y distributiva de la Argentina.

De esos protagonistas se ha sabido menos porque en sede judicial naturalmente las investigaciones de los hechos se hicieron en primer término a partir de las víctimas de secuestros, torturas, desapariciones, y esta línea conducía a los ejecutores directos. Además, llevó tiempo descubrir el entramado y sustentación de esa dictadura cívico militar que ahogó al pueblo argentino. Los ejecutores directos eran integrantes de las Fuerzas Armadas, y miembros de las fuerzas de seguridad que estaban subordinadas operacionalmente a aquellas. Así la Policía Federal, las provinciales, la Gendarmería y Prefectura Naval, actuaban en el despliegue del plan criminal.

Como ejemplo de los procedimientos menciono: Las "patotas" se desplazaban a un domicilio prefijado como residencia de un "blanco" y el aparato de seguridad "liberaba la zona" para que el procedimiento clandestino e ilegal no sufriera ninguna interferencia inconveniente. Cuando la "patota" arriba al lugar, camuflada, con pasamontañas, pelo largo, ropa informal (lo que servía para encubrir la ilegalidad de la operación y hacer "acción psicológica" en la población que se paralizaba con la confusión y el terror), procedían a violar el domicilio, encerrar inmediatamente a todos las personas que allí estaban, y llevarse "tabicado" con un pullover u otro objeto que tapara los ojos, al blanco elegido. Esa persona era arrojada a la parte trasera del vehículo (se usaban los Ford Falcon), se lo pisaba, apuntaba con un arma, se lo golpeaba, y desde allí se lo trasladaba al Centro Clandestino de Detención donde era recibido por la guardia del lugar. Lo conducían a la sala de torturas y allí comenzaba el interrogatorio con picana. Torturador e interrogador cumplían sus roles para obtener información y sembrar terror.

La jerarquía eclesiástica, los empresarios que sostenían el cambio de matriz económica, la prensa que sumaba negocios a la comunicación direccionada a la propaganda del régimen, fueron factores esenciales de la dictadura. Pero también el Poder Judicial jugó un rol fundamental. Desde lo formal dio visos de un supuesto funcionamiento republicano, con poderes que simulaban independencia, pero también legitimó la restauración conservadora del viejo y nuevo patriciado. En ese entramado de jueces, funcionarios judiciales y fiscales, había operadores activos en la ejecución del plan de exterminio. Delatores, legitimadores de procedimientos ilegales rechazaban habeas corpus sabiendo que había centros ilegales de detención. Incluso muchos los visitaron.

En estos días asistimos al relato de Victoria Montenegro. Ella encendió las luces para mirar esos vínculos. Fue necesario que hablara una víctima apropiada y con padres asesinados y desparecidos, para que se repensaran esas complicidades. En su imputación Victoria menciona a Juan Martín Romero Victorica, actual Fiscal General de la Cámara de Casación Penal.
Durante los '90, década en la que se continuó y completó el proyecto económico de los golpistas cívico militares del '76, se hablaba de "reconciliación", de demoler la ESMA para "olvidar", se produjeron los indultos a procesados y a condenados por crímenes de lesa humanidad. En esa misma segunda década infame se promovieron a muchos jueces y fiscales afines con esa política y además, con lazos con la dictadura. 

El presidente que se asoció a los Alsogaray y le diera un beso al Almirante Isaac Francisco Rojas, el mismo de la mentida revolución productiva y salariazo, quiso designar a Juan M. Romero Victorica como juez de la Cámara de Casación Penal. Hubo fuerte resistencia de los senadores, incluyendo a los del Partido Justicialista, lo que hizo desistir al postulante. Entonces, el presidente Menem lo designó como Fiscal General del mismo tribunal, cargo para el cual no se requería acuerdo del Senado.
Cuando juró su nuevo cargo, lo acompañaron figuras cuya sola mención lo dice todo: José Alfredo Martínez de Hoz y Luis Abelardo Patti. Cito sólo a dos de los compañeros de ruta que lo rodeaban en el acontecimiento. En cualquier caso, todos comulgaban con la idea de "redención de la patria" en una "guerra justa", como les gusta calificar a la cacería humana contra un sector nacional como fue el genocidio argentino.
Fui fiscal general durante 23 años y parte de ellos, mientras Romero Victorica también lo era. He podido observar las posiciones sustentadas por él que reflejaban toda una definición, como también lo he visto rodeado de guardaespaldas pesos pesados de alguna fuerza de seguridad.
Las historias que lo rodean son muchas, pero fue necesario este testimonio concreto de Victoria Montenegro para que pueda desenmascararse a quien, por ahora, y por lo menos, está sospechado de complicidad con los ejecutores del plan criminal.
Para salud de nuestro sistema institucional esperamos que se actúe con firmeza y sin temor para conocer la verdad. Se pudo con un policía como Patti, que bajó de su pedestal de hombre de Menem mandado a "investigar" el crimen de María Soledad, y se pudo con funcionarios judiciales fiscales y jueces, como recientemente con Miret y Romano, camaristas de Mendoza.
Es cierto que no es fácil avanzar en la investigación respecto de los actores civiles, pero quedó demostrado que no es imposible. Nuestra sociedad está madura para profundizar sobre estos males y desenmascarar a todos los cómplices de los crímenes de lesa humanidad. Nuestra democracia en construcción permanente se merece recorrer un camino sin atajos hacia la Verdad, la Justicia y la Memoria.



Tiempo Argentino 

10.04.2011 | opiñon
* Ex fiscal federal y primer 
candidato a diputado provincial 
por Nuevo Encuentro.






Diario @JCiviles