martes, 11 de junio de 2013

Papel prensa, la nueva verdad


Recordar los tres años de la apertura a prueba de la maniobra de apoderamiento de Papel Prensa es colocar en valor lo que significó –y significa– la colaboración de los tres diarios monopólicos con la dictadura militar.

Por:
Tiempo Argentino

–La publicación de la solicitada del 19 de Mayo de 1977 en la primera plana de los diarios La Nación, Clarín y La Razón, en la que los nuevos apropiadores de Papel Prensa informaban a la opinión pública que habían adquirido la empresa con la AUTORIZACIÓN de la Junta de Comandantes genocida. Además, aclaraban que el Estado Nacional "colaboró" para que la operación se concretara.

–O también la postal del Proceso: Jorge Rafael Videla, Ernestina de Noble, el general Saint-Jean y el coronel Ramón Camps encabezando la ceremonia donde se cortó la cinta de la planta de Papel Prensa en San Pedro. En esos dos hechos quedó revelado el pacto cívico-militar del Proceso, con la inclusión gravitante de los medios periodísticos.

Recordemos entonces que el gobierno nacional denunció una operación –para la transferencia de acciones de Papel Prensa– que se había realizado cometiendo delitos de lesa humanidad contra los integrantes de la familia Graiver y personal jerárquico que revestía en su holding empresario. De esta manera, se puso en claro un tema tabú para la clase política argentina, que había mantenido una actitud de sometimiento y complicidad con el Grupo Clarín, que marcó hasta entonces el perfil mediático de las corporaciones interviniendo en las más importantes decisiones del país.

El debate posterior echó más luz. Como nadie hubiera imaginado, hubo una oleada de sectores –supuestamente ligados a la causa nacional- que salieron sin tapujos a defender a Clarín y a las corporaciones mediáticas. De esta forma se mezclaron los delfines de la derecha institucional y los supuestos progresistas del discurso comprometido, en una abierta solidaridad con quienes habían cometido el delito de lesa humanidad. 

El caso Papel Prensa puso en valor qué pensaba cada uno y a qué intereses respondía. La contundente denuncia, el relato conmovedor de quienes habían sido vejados para apropiarse de las acciones y el relato sobre que las reuniones del saqueo se habían realizado en las oficinas patricias de La Nación, eran demasiado para la hipocresía del periodismo del sistema. Lo que nació como un acto de verdad sobre un hecho inocultable, había generado un estado de conciencia impactante en amplios sectores de la sociedad. Hasta ese momento, de ahí el mérito de Cristina y Néstor Kirchner, nadie había explicitado esta relación perversa de la prensa monopólica encorsetando a la democracia. 

Y comenzó un duro camino judicial, la causa estuvo más de dos años sin encontrar juzgado y costó mucho establecer el ámbito donde dilucidar este conflicto. Hoy, afortunadamente, hemos sido notificados de que comenzaremos a declarar la semana próxima. Magnetto y Mitre van a tener que explicar el motivo de sus charlas con el general Gallino (en 1977), en los campos de concentración dónde estaban los integrantes de la familia Graiver. Será aleccionador cuando un juez de la Nación les pida una rendición de cuenta de sus maniobras para apoderarse de las acciones en sociedad con la dictadura de Videla. 

Los momentos históricos son sencillos cuando ocurren, pero analizados con el tiempo modifican el juicio que a veces tenemos de ellos. Esta causa es el juzgamiento al periodismo que acompañó a la dictadura, a los empresarios de medios gráficos que silenciaron muerte, tortura y desapariciones durante los años que fueron del '76 al '83.Y que lo hicieron por dinero y poder.

Papel Prensa no es un juicio más, es saber hasta el final la matriz que utilizaron los genocidas, incluyendo a los sectores de civiles que los acompañaron.

A Clarín y La Nación les molesta la justicia.

En poco tiempo se cumplirán 35 años de una imagen: la foto que tantas veces vimos del genocida Videla brindando con Ernestina Herrera de Noble en la inauguración de la Planta de Papel Prensa.

Nosotros señalamos a Clarín y La Nación como partícipes de los delitos de lesa humanidad. No fueron sólo socios de la dictadura: fueron parte de la maquinaria del horror, de la censura, de la mentira, la persecución, la violación sistemática a los Derechos Humanos.

El Poder Judicial tiene en sus manos la causa iniciada con la denuncia de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, como parte de las políticas históricas de Memoria, Verdad y Justicia. Pero no avanza. Detrás de los crímenes de Clarín y La Nación hay mucho más que empresas: está la forma sistemática de pensar y comunicar de multimedios que siempre optaron por defender los intereses de unos pocos. Clarín y La Nación fueron la dictadura y siguen siendo ideólogos de un proyecto de país para pocos.

La apropiación de la empresa Papel Prensa fue silenciada durante muchos años, pero pudimos quebrar el silencio y gritar que Clarín y La Nación también fueron la dictadura. Pudimos llevar la causa al Poder Judicial, porque los delitos son de lesa humanidad, pudimos demostrar la forma de operar de Clarín, que no sólo incluye la concentración económica, sino también la simbólica: forma opinión. En el último tiempo, Clarín volvió a usar un discurso del miedo, del terror, de la inestabilidad. No quiere defender bajo ningún punto de vista un proyecto de Patria que sea para todos.

Los delitos cometidos por Ernestina Herrera de Noble y sus socios son muy graves, porque están enmarcados en crímenes contra la humanidad. Son daños en perjuicio de todo el pueblo. En particular, la apropiación de Papel Prensa no sólo es un delito por cómo fue cometida, sino también por su contexto: una dictadura cívico-militar. El Estado ha sido víctima de los crímenes de Clarín y La Nación, que al ser de lesa humanidad no prescriben y se siguen cometiendo.

Decir que Clarín miente es mucho más que un slogan: es la denuncia contundente sobre un grupo que debería respetar el compromiso de comunicar e informar a la sociedad, pero que opta por mentir; es la afirmación de que mientras en las calles hay un pueblo entero que lucha por saber toda la verdad sobre los desaparecidos, Clarín sigue eligiendo ocultar lo que sabe e hizo.

El proceso histórico de Memoria, Verdad y Justicia está trabajando sobre la participación de Clarín, La Nación y La Razón en los delitos de lesa humanidad. Y también está avanzando sobre La Nueva Provincia de Bahía Blanca. Tenemos el orgullo de poder decir que acá se juzga a genocidas, acá se sostiene desde hace diez años la decisión política de juzgar y condenar a los verdugos, acá se demuestra que la impunidad no es eterna y que la mentira tampoco.

A Clarín y La Nación les molesta la justicia. Tiemblan sus títulos falsos. Sin dudarlo, se encolumnaron detrás del vocero De la Sota para pedir la baja de las condenas de los genocidas a cambio de información. Qué alivio habrán sentido cuando De la Sota hizo noticia lo que ellos no podían publicar.


Fuente: Tiempo Argentino 

La Nación y sus editoriales para defender a los cómplices civiles de la dictadura




La editorial de La Nación del miércoles 23 de mayo de 2012, de cara al avance de la Justicia sobre aquellos casos que involucran a los civiles cómplices y verdaderos jefes de la dictadura  (los únicos que se beneficiaron con el Terrorismo de Estado), resulta de vital importancia. El caso Saiegh, confirma que Papel Prensa no fue la única empresa desapropiada durante la última dictadura mediante el secuestro y la tortura, pero especialmente, resulta clave para poder  identificar a quienes, a través Terrorismo de Estado, hicieron posible obtener beneficios personales.

La Nación demoniza a Saiegh, poniendo en práctica una técnica retorica refinada y perversa, que presenta los hechos fragmentados, distorsionados y ordenados de modo tal, que puedan convencer con sentimientos más que con razones, haciendo verosímil un relato falso que moldea, en la opinión publica, una postura favorable a los tiempos de quienes publican editoriales y tienen - por temáticas similares a esta-  varias citas postergadas con la Justicia.  

La editorial, aprovecha la medida que frena el pago, y lo presenta como algo que probaría por sobre todas las cosas, que el reclamo de Saiegh es falso, y por lo tanto, merecedor del repudio absoluto del conjunto de la sociedad.  

Claro,  la editorial no menciona que el mismo decreto que frena el pago, reconoce los hechos denunciados por Saiegh “compatibles con el accionar del Terrorismo de Estado”; tampoco que la Secretaria de DerechosHumanos de la Nación, es parte querellante en la misma causa, justamente, para acompañar y respaldar ese  reclamo ante la Justicia, considerando que ese es   “el ámbito natural para su adecuada resolución”. La Justicia, dice el decreto,  es quien debe dictaminar las medidas compensatorias como la restitución de bienes. Como también es la Justicia, la que puede (y debe) investigar, juzgar y castigar a quienes cometieron delitos y utilizaron el estado terrorista para obtener beneficios personales. Como por ejemplo, los que permiten difamar a una víctima, manipular a la opinión pública, condicionar al Gobierno y conservar  la impunidad en la Justicia.   

Acusan a Saiegh de ofender la memoria de las víctimas, solamente, porque sus reclamos se apoyan en  hechos “que resultarían falsos”. Pero no resultan, ni resultaron, ser falsos, sino que “resultarían”. Lo presumen, lo sospechan, lo infieren, pero  no lo pueden afirmar. Admiten, de esa forma, que desconocen la realidad de los hechos. Aun así, justifican la liquidacion del BLA con los mismos argumentos que se obtuvieron bajo secuestro y tortura. “La entidad cayó en esa situación agobiada por una cartera de auto préstamos y créditos a empresas insolventes”, afirman. Y lo afirman de manera clara, segura y precisa, aun cuando los hechos “resultarían” ser falsos. Del mismo modo, afirman también que la liquidación “siguió los procedimientos aplicables al caso”. Tal vez, sea una manera elegante y sutil de referirse a los métodos que, con total normalidad,  utilizaban en la dictadura. Los mismos que ahora, con total impunidad, desconocen realmente. Tal vez, la memoria selectiva les impida hacer buena memoria. Pero de eso, en definitiva, se va a encargar la Justicia. 


MR.
JCCCD









domingo, 9 de junio de 2013

La Nazion y sus Fantasmas





 Por Luis Bruschtein

El nombre de Hitler tiene una densidad que convierte en monigote al que lo banaliza. No se le puede decir Hitler o hitleriano a cualquiera. Y eso fue lo que le pasó a Federico Sturzenegger, un hombre con más chapa que la Villa 1.11.14. El fantasma del feroz genocida ya había rondado los editoriales del diario La Nación. Para el presidente del Banco Ciudad y funcionario de Mauricio Macri, la equivalencia entre Alemania nazi y la Argentina actual estaba dada por la participación de movimientos juveniles (“juventudes hitlerianas”) de la política, de grupos religiosos y de los movimientos sociales en el control del acuerdo de precios que hizo el Gobierno. En realidad se refería a La Cámpora que, junto con Carta Abierta, se han convertido en los blancos preferidos de la oposición. Para La Nación, la referencia al Tercer Reich apuntaba a las actitudes “autoritarias del Gobierno”, pero el editorial se hacía sentir en el contexto del debate por la reforma judicial.

De la misma manera la izquierda ha usado hasta el abuso el término fascista como proyectil ideológico. Aunque casi podría decirse que en ese caso el término fascista aparece por lo menos un escalón del horror más bajo que Hitler. La Alemania nazi, Adolf Hitler, representan el exterminio, el límite mismo del espanto. Más allá no hay nada. Esta figura espectral ejerce una seducción especial sobre la derecha. La derecha no usa el término “fascista”, usa a Hitler porque la tranquiliza. Hitler les permite sentir que no son tan de derecha.


Un gobierno de derecha, conservador o de centroderecha puede reprimir, provocar despidos, excluir a importantes sectores de la sociedad. Y no es lo mismo que los campos de concentración y las duchas de gases de la “solución final”. Un gobierno de ese signo puede bajar los salarios, anular las jubilaciones para los más humildes y hasta apropiarse del ahorro de las capas medias con corralitos o flexibilizar el trabajo, pero no es lo mismo que el trabajo esclavo que el nazismo proveía a sus empresarios. Por supuesto, un caso aparte han sido las dictaduras militares, que en la Argentina han desarrollado siempre políticas económicas neoliberales. Julio Scherer García, un prestigioso periodista mexicano, fue secuestrado cuando viajó en los años ‘70 a Guatemala para investigar violaciones a los derechos humanos. Una gran campaña internacional logró que lo liberaran y contó que, en la sala de torturas, los militares guatemaltecos tenían una foto del dictador argentino Jorge Videla y otra de Hitler. La paradoja está en que el diario La Nación apoyó a Videla y nunca lo equiparó a Hitler como sí lo hizo ahora con este gobierno. El paradigma del horror en Argentina fue Videla, como lo es Hitler para el mundo y el mismo diario que apoyó a Videla equipara a este gobierno con Hitler.

“Lo único que yo dije –explicó Sturzenegger– fue que Hitler mandó a las juventudes hitlerianas a controlar los precios y que este gobierno hace lo mismo.” El hombre del MIT, el director de la escuela de negocios de la Di Tella, el supuesto economista brillante del neoliberalismo queda reducido así a sus prejuicios, los que nunca son inteligentes por más chapa intelectual que lleven sus portadores.

Más allá de los controles de precios, existen paralelismos que no son prejuiciosos y que ponen al neoliberalismo más cerca del nazismo que este gobierno. Porque la teoría del nacionalsocialismo se basó en la supremacía racial, los arios son los superiores según dijo Hitler, porque son los más fuertes, lo cual incluye fuerza física e inteligencia. La esencia de ese pensamiento casi darwiniano es la supremacía del más fuerte.

Esa “proximidad” teórica con el nacionalsocialismo estaría en que esa doctrina económica también plantea la supremacía del más fuerte. El neoliberalismo respeta la lógica de un mercado donde el que tiene más capital juega con ventaja sobre los demás y termina doblegándolos y subsumiéndolos. Una teoría que tiende a que los fuertes desde el punto de vista económico, lo sean cada vez más, y los más chicos tiendan a sucumbir o a ser engullidos. Una teoría que cuando se aplicó, destruyó a la clase media y condenó a la miseria a millones de personas a ser excluidas de la posibilidad de trabajar y de cualquier otro beneficio social.

Sturzenegger fue secretario de Políticas Económicas primero con Ricardo López Murphy y luego con Domingo Cavallo como ministros de Economía durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Acusarlo de nazi, ni siquiera usando el mismo eufemismo que La Nación: “salvando las enormes distancias”, sería caer en la misma banalidad política que cayó el titular del Banco Ciudad. De todos modos nunca estará de más recordar el tremendo daño que le causaron a tanta gente las políticas de las que Sturzenegger fue uno de los ejecutores.

El diario La Nación, que respaldó a la dictadura pero equipara a este gobierno con el Tercer Reich, lo hizo en el marco de su rechazo “republicano” a las leyes de la reforma judicial impulsadas por el Gobierno. Tiene que haber alguna trampa en esos sentidos que se cruzan. Los hermanos del nacionalsocialismo: el falangismo y el fascismo, son esencialmente corporativos. Y la esencia de la reforma judicial es anticorporativa. Tiende a abrir la participación ciudadana para romper el manejo cerrado de un poder de la República.

Para hacer efectivo un pedido de amparo ante una ley, la Justicia estima que lo debe presentar un damnificado. Prácticamente ninguno de las decenas de amparos presentados para impedir la elección popular de los consejeros de la Magistratura son ciudadanos comunes. Casi todos ellos son representantes de asociaciones de jueces y abogados. La contradicción está en que si realmente la que estuviera amenazada o resultara damnificada por esa ley fuera la “República”, cualquier ciudadano podría presentar el amparo. Sin embargo, la misma Justicia estaría considerando que las damnificadas en cuestión son las corporaciones de abogados y jueces. El mecanismo que están usando para rechazar esa norma termina por demostrar la necesidad de que esa ley se aplique para romper ese esquema corporativo.

Los pedidos de amparo se pueden describir de la siguiente manera: Son abogados y jueces que se presentan ante otros jueces para que los abogados y jueces elijan a los abogados y jueces que integrarán el Consejo de la Magistratura. Se confunde a este organismo con un sindicato de abogados y jueces. Por el contrario, la Magistratura no está para resolver los intereses de los abogados y jueces, ni tiene por qué representarlos. Sí tiene que haber abogados y jueces, pero para resolver los aspectos más políticos de los requerimientos de justicia de la sociedad en su conjunto. Y por lo tanto es la sociedad, a través del voto popular, la que tiene que elegir a los abogados y jueces que mejor representen sus intereses en esa función.

La idea de que los abogados y jueces que van a estar en el Consejo de la Magistratura tengan que ser elegidos exclusivamente por las asociaciones de abogados y jueces, confunde a la Magistratura con un sindicato. Es una idea corporativa. Se trata de dos corporaciones, los colegios de abogados y la asociación de magistrados que, bien o mal, representan a los intereses de quienes las integran. Pero al avanzar sobre la Magistratura usurpan una institución que debe representar al interés común. En ese traspaso de funciones se trata de hacer prevalecer los intereses de un sector por sobre el interés común. Eso es corporativo.

La derecha, sea Sturzenegger o el diario La Nación, tiene que ser más cuidadosa para hablar de Hitler, porque el nazismo proviene de la derecha y en sus raíces ideológicas surgen lazos y parentescos que no tienen los movimientos que buscan ampliar derechos tanto de las mayorías como de las minorías. El nazismo discrimina a las minorías y a los más débiles. Puede haber derechas democráticas que no discriminen por raza o religión, pero desde el punto de vista económico siempre están con el más fuerte. Que en este país se consolide una derecha democrática es un verdadero desafío porque en Argentina todas las dictaduras han sido de derecha y neoliberales.




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EDITORIALES DE LA NAZION II



La técnica retórica de La Nación en su editorial “Lucrar con los Derechos Humanos”, publicada el miércoles 23 de mayo de 2012, es refinada y perversa. Con información fragmentada, fuera de contexto y falsa, logran engañar al lector. De ese modo, moldean en la opinión pública una posición moral ante una temática sensible, que le permite a los editores seguir postergando las citas que, por casos similares a este, tienen pendientes con la Justicia. 


El decreto que frena el pago, reconoce los hechos denunciados por Saiegh “compatibles con el accionar delTerrorismo de Estado”, y la Secretaria de Derechos Humanos es parte querellante en la misma causa, acompañando y respaldando el reclamo ante la Justicia, justamente, por entender que ese es “el ámbito natural para su adecuada resolución”. Es decir, para que dictamine la restitución de bienes, tome medidas compensatorias, y para que se investigue, se juzgue y se castigue a quienes cometieron delitos en nombre del estado terrorista, pero especialmente, a quienes obtuvieron beneficios personales, como los que permiten difamar a una víctima, manipular a la opinión publica, condicionar a un Gobierno y conservar la impunidad ante la Justicia.   

En la editorial, acusan a Saiegh de ofender la memoria de las víctimas. Solo porque sus reclamos “se apoyan en  hechos que resultarían falsos”. Pero no resultan, ni resultaron ser falsos. “Resultarían”. Lo presumen, lo sospechan, pero no lo pueden afirmar. Pero lo mas llamativo, y lo que realmente debería tener en cuenta la Justicia algún día – el día que haya Justicia – es que La Nación justifica la liquidación del BLA exactamente con los mismos argumentos que se obtuvieron bajo secuestro y tortura. Afirman que se liquido por “insolvencia”, incluso, cuando los hechos "resultarían falsos”. En el primer párrafo, quien sepa leer entre líneas, podrá ver el secuestro y la tortura de la Dictadura, envueltos en una siniestra y fina ironía: “La liquidación siguió los procedimientos aplicables al caso”.


MR.
JCCCD

 

Se reactiva la causa Papel Prensa: Lidia Papaleo declarará el próximo jueves 13 de junio





La viuda del ex banquero David Graiver declarará el próximo jueves 13 de junio en la causa en la que se investiga la apropiación ilegal de Papel Prensa durante la úlima dictadura cívico militar. Así lo confirmó hoy a Télam Osvaldo Papaleo, quien también estimó que recibirá en los próximos días la citación para declarar en la causa que instruye el juez Julián Ercolini. La Justicia analiza la tasación de la empresa Papel Prensa desde sus orígenes, sus balances "históricos" y la evolución del precio de sus acciones para comprobar si hubo "precio vil" en su venta durante la última dictadura cívico militar.

El juez federal Julián Ercolini, a cargo de la causa, requirió el envío de todos los balances y un informe sobre la tasación y la evolución del precio de sus acciones "desde sus orígenes" para determinar si hubo "precio vil" en la venta.  "Se comparará el precio de las acciones en esa época y a cuánto se vendió", explicaron fuentes judiciales. Como esta etapa ya está finalizando, ahora comienza la fase de citación de testigos, comenzando por las víctimas de la operatoria. En este sentido, declararán Lidia y Osvaldo Papaleo, y Rafael Yanover, quien era vicepresidente de Papel Prensa.

"Sería muy bueno que declare Héctor Magnetto, Ernestina de Noble y la familia Mitre", explicó Papaleo. En diciembre del año pasado, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación pidió citar a declaración indagatoria a quienes figuran como imputados en la causa, Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre, Sergio Peralta Ramos, Marcos Peralta Ramos, Hugo Peralta Ramos, y el ex dictador Jorge Rafael Videla, fallecido recientemente.

También se había requerido la del ex ministro de Economía de la última dictadura cívico militar José Alfredo Martínez de Hoz, quien también murió. En la causa se investiga si hubo delitos de lesa humanidad en la venta de las acciones de la empresa que pertencía a la familia Graiver, cuyos integrantes fueron secuestrados y torturados, para concretar el traspaso a precio vil a La Nación SA, Clarín y La Razón SA en la últma dictadura.

Los querellantes en la causa son la viuda de David Graiver, Lidia Papaleo y la Secretaría de DD.HH. La causa iniciada en el 2010 estuvo frenada por un conflicto de competencia entre la Justicia federal porteña y la de La Plata, que quedó superado cuando la Cámara Federal porteña resolvió que Ercolini quedase a cargo del caso.


Fuente: Telam

sábado, 8 de junio de 2013

Tiempo Argentino: entrevista exclusiva a Lidia Papaleo

06.06.2013 |

"Quiero que Papel Prensa esté en manos de los argentinos"

Dice que su motor para pelear por esa causa es el amor que la une a David Graiver. Del olor del miedo en los centros de tortura a la búsqueda de justicia en una causa emblemática para la democracia. Cuál es el estado de la causa.

 
Cae la tarde en la calle Montevideo. Lidia Papaleo lleva un abrigo largo y botas. Me toma del brazo. Pasamos a metros de la casa del hombre más poderoso de la Argentina, Héctor Horacio Magnetto. Protagonista del despojo de Papel Prensa, socio de Videla y Massera y ahora erigido referente empresarial del "periodismo independiente". Representante mediático de los dueños del trigo y mentor ideológico del golpe por desgaste que pretende jaquear a la democracia nuestra. Pese a las pruebas en su contra, ningún juez lo llama a testimoniar, por ahora (ver aparte). Le temen al "señor Magnetto", diría el Duhalde servil.
Los testimonios se dan o se ocultan. Por eso esta nota, a tres años de la investigación que realizamos en Tiempo Argentino y que, con orgullo, forma parte del expediente judicial. Algún día, Ernestina Herrera de Noble y Bartolomé Mitre deberán explicar aquel brindis con Videla en la planta de San Pedro y el pacto con los genocidas para apropiarse de una empresa y edificar un monopolio en base a la sangre derramada de los argentinos.  
Ahora Lidia parece frágil bajo la lluvia. Dice que su motor es el amor. La construcción amorosa que alguna vez formó con David Graiver. Se aferra a su memoria y marcha como puede. Con cada uno de sus huesos. Con todo lo que es.
Una joven modelo de cabello castaño y ojos grises posa para una sesión de fotos en la plazoleta que parece parisina. La lluvia nos rodea con su serpentina de agua nieve. Brillan los gotones y se expanden en círculos.
Es el paso del tiempo que vuela como un ave derrapada.
El alma de las cosas.
En los ojos transparentes de Lidia veo a una mujer que ha sufrido mucho. Demasiado. Pocas personas resistieron las vejaciones y torturas de los centros de exterminio de Ramón Camps. Estuvo desaparecida y luego presa seis largos años. Cuando los representantes de Clarín y La Nación ayudaban a elaborar "interrogatorios" con el inquisidor de los Graiver designado por el finado Videla –el general Oscar Gallino, en 1977–, Lidia era torturada por una patota de nazis.
A esos nazis nadie los denunciaba desde los editoriales de la época. Porque tanto Clarín como La Nación y La Razón fueron el sostén del relato de la peor dictadura de nuestra historia, sus protectores, socios y propagandistas. No habrá programa de cotillón que los aleje de la alianza con el terrorismo de Estado.
Y lo saben.  
Aquellos aniquiladores antisemitas también picanearon a Jacobo Timerman, colega "editor" de estos recientes "republicanos".

"¿Así que sos sionista?", le preguntaban, a los gritos y cachetazos, los verdugos al mando de Miguel Etchecolatz. "Sí, lo soy", respondía el fundador de La Opinión.
Desnudo y torturado fue más digno que toda esa jauría de enloquecidos de sangre. 
Lidia conoció muy bien esos calvarios. En la causa por el Circuito Camps describió en detalle cómo padeció un tumor cerebral a causa de los brutales golpes que le propinaba Norberto "Beto" Cozzani, miembro de la patota de Puesto Vasco.
 "En muchas oportunidades me decían que por orden del gobierno (la dictadura de aquel momento) teníamos que vender las empresas sólo a empresarios argentinos y no judíos", declaró.
Esos 23 templarios del horror fueron condenados a prisión perpetua el 19 de diciembre de 2012 por esta justicia democrática. Pero todavía falta hallar al resto de los nietos de las abuelas y revelar quién secuestró a Jorge Julio López del barrio Los Hornos, en La Plata.
Todavía falta.

DOLOR MILITANTE. Lidia cuenta que hace más de seis años que no ve a sus nietos, los hijos de su hija María Sol, y ningún juez la asiste en su derecho como abuela. Miran para otro lado.
A veces hace una pausa en sus pensamientos que la remontan como el hilo del barrilete hasta Antonio Domingo Papaleo, su papá panadero y anarquista, fallecido en el ’82, tras una hemorragia que comenzó dentro de la cárcel.
Se siente rodeada por los fantasmas de las antiguas compañeras intramuros y la historia de una ladrona de bancos que tenía más coraje que algunos hombres. Afuera, iba armada con una 45 y cocaína. Adentro, protectora fiel, acercaba las noticias de "afuera" y el mate cocido reparador. La escalera del vacío.
Lidia vuelve al destino como arrebato de su duelo.
–¿Qué la moviliza a seguir adelante?
–El amor a David Graiver me mantiene viva. Pienso en él y me da fuerzas para seguir. La relación amorosa con David es mi motor. La familia que supimos crear. Así logré sobrevivir todos estos años de padecimientos. Mi hermano Osvaldo, mi hermano Hugo. Ellos me ayudaron siempre. Si hasta me quisieron echar de mi edificio porque era una presa de la dictadura, casada con un judío al que tildaban de terrorista. Mis propios vecinos. Sé bastante sobre el funcionamiento del odio. Podría hacer un tratado. Pero prefiero actuar con amor y dedicación. Tener convicciones tiene un costo. Yo quiero que Papel Prensa esté en manos de los argentinos. Que esté en manos del país. Porque "Dudi" fue un pionero en un montón de cosas. Él creía en la pluralidad de voces, en el ejercicio del periodismo, en la libertad. Ayudaba a los jóvenes pintores y los becaba para la Bienal de Venecia. Era íntimo amigo del cura Carlos Mugica y donaba la leche y el pan para la Villa 31. Pocos lo saben, pero así era David. Un buen hombre.
–Su muerte sigue siendo un misterio.
–Fue terrible para mí, de golpe me quedé totalmente sola. A cargo de un conglomerado de empresas y bancos en todo el mundo y con una hija chiquitita. Me acuerdo que en una reunión social en México, antes de la muerte de David, un importante hacendado, Gabriel Alarcón, le había dicho: "David, vendé Papel Prensa porque te costará la vida." Fue en el ’76. Me quedé totalmente sorprendida con aquella frase. Le pregunté y él como siempre me dijo que me quedara tranquila, que no pasaría nada. Luego de su muerte comencé a recibir presiones que me llevaron a pensar que iba a vivir momentos muy duros y no me equivoqué.
–¿Cómo hizo para sobrevivir?
–Con fe. Yo siempre me refugié en mi familia, pero no estaba preparada. Soy sólo una psicóloga, no sabía manejar un grupo empresario como el que había creado mi marido. No tenía ni la menor idea de qué hacer. Pero regresé al país y me hice cargo. Después vinieron los aprietes de los tres diarios, las reuniones con esta gente en el edificio de La Nación, donde  me topé con la mirada perversa de este señor Héctor Magnetto, que me amenazó a mí y a mi hija si no firmaba la transferencia de acciones en poder de ellos. Fue un despojo absoluto.  
–¿Cuál es el balance de estos tres años?
–En 2010 tomé la decisión de salir a denunciar a estos personajes por lealtad a David. Después de la asamblea de Papel Prensa que todos hablaron de números, yo les dije en la cara que estaba sentada ahí por una historia de amor. Eso definió mi vida en base a un recuerdo verdadero. Fue un cambio tan drástico como el ’76, cuando muere David. Todo se define como una identidad para mí y gira en torno a su verdadera dimensión.
–Desde Clarín insisten en que usted nunca había hecho referencia a Papel Prensa, ¿qué les responde?
–No es cierto. Los militantes de las organizaciones de Derechos Humanos saben que no miento. Los que me conocieron en la cárcel también saben que siempre hablé de Papel Prensa. Y por eso era la última de las marginadas en los pabellones. El resto de las internas se apartaban de mí por miedo. Porque el miedo tiene un olor determinado, se puede oler el miedo. Que es muy distinto a lavarse o no lavarse. El miedo no se quita con una ducha, nene.
–¿Cómo sobrellevó la vida en libertad? 
–Cuando salí de la cárcel en el ’82 volví a ejercer como psicóloga. Recién ahora me libero del miedo. Todo eso me produjo el año 2010. Más tarde volvió la negrura de la muerte con Néstor, que era muy afectuoso conmigo, eso me hizo pelota. Murió él, me rompí un pie y me explotó una mano. Quedé en sillas de ruedas. Me preguntaba qué iba a pasar. Por suerte todo se encaminó. Fui al velatorio de Néstor con mucho dolor y conversé con la presidenta. Hablamos de la fe, de nuestras convicciones. Ella es una mujer muy firme. Es lo que vos ves: clara y precisa.

 El hermano de Lidia, Osvaldo Papaleo, de trayectoria en el peronismo, recuerda las charlas con algunos intendentes y dirigentes del interior sobre Papel Prensa en tiempos de debate por la Ley de Medios. Cuenta que incluso en algunas provincias hay quienes todavía le temen a Clarín. Afirma que sólo Néstor, Cristina y el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, fueron y son los más firmes defensores de la lucha por la verdad contra la mayor corporación mediática del país.
"Ustedes que hicieron aquella nota con Isidoro Graiver donde se reveló lo que opinaba antes de ser ‘requerido’ por Clarín –remarca Osvaldo Papaleo– tienen que saber que el domicilio de este personaje es un misterio desconocido. Hubo al menos dos millones y medio de razones para que este señor se fuera a vivir a Londres. Estos tipos no tienen límites."
La voz de Lidia y las circunstancias como gotas heladas.
Ciertos abogados que quisieron "mediar" para quebrarla. Pegajosos del poder del dinero. Sicarios trajeados y ejecutantes.
Afuera sigue lloviendo. Nos despedimos con un abrazo cálido.
Desandar el camino perseverando contra el señor Matanza.
De eso se trata. «



un juez en su laberinto
Por estas horas, el juez federal Julián Ercolini transita su laberinto. Según fuentes de la investigación, en los próximos días podría "haber novedades y citaciones" en la causa que lleva tres años de plancha en los cajones del fuero federal.
Desde que el recientemente jubilado magistrado platense, Arnaldo Corazza, se declaró incompetente, tras permitir que Isidoro Graiver se fuera del país y declarara de forma contradictoria en su juzgado, el complejo expediente anduvo mudado entre La Plata y la Capital Federal. Ninguno de los jueces actuantes se animó a citar a testimoniar a Héctor Magnetto y a Bartolomé Mitre, de Clarín y La Nación. Cuando la causa pasó fugazmente por el despacho de Daniel Rafecas, el CEO de Noble se presentó en persona en el Consejo de la Magistratura para pedir su juicio político. Con el antecedente del ex juez Roberto Marquevich, destituido en 2004, luego de encarcelar a la viuda de Noble por el presunto trámite irregular de la adopción de sus hijos Felipe y Marcela, el Poder independiente de la Justicia se apagó.
Por lo general, los funcionarios judiciales suelen otorgarle cautelares al grupo como los árbitros fallan penales inexistentes. 
Lo último que se supo, tal como publicó este diario el pasado 11 de mayo, fue que Ercolini "requirió el envío de todos los balances y un informe sobre la tasación y la evolución del precio de sus acciones 'desde sus orígenes' para determinar si hubo 'precio vil' en la venta" de Papel Prensa.
El "farragoso" análisis económico y contable dispuesto por Ercolini no significa –de hecho– que desde su juzgado avancen con la acusación de lesa humanidad promovida por el Estado.
Lidia Papaleo recibió una primera cuota de 7000 dólares cuando firmó el traspaso de acciones en las oficinas de La Nación el 2 de noviembre de 1976. Meses después, el 14 de marzo del '77, fue secuestrada por un grupo de tareas al mando de Ramón Camps.

Por:   »    J.A

Diario @JCiviles